Soy de la Generación X, dicen que somos los hijos de la
generación de los baby boomers! Nací en la década del 70 en plena dictadura
militar, soy producto de un país que fue destrozado por la dictadura militar y
con ello de la expropiación de las tierras a los pequeños agrónomos, mi padre; soy
el resultado de una generación con un futuro y sueños rotos resultado de un
gobierno de Alan García de las colas interminables de las lluvias del 83 de la
hiper inflación de la devaluación de la moneda y del congelamiento de los alquileres y de
todas las medidas que tomó un gobierno que dejó nacer y brotar la semilla
terrorista que luego destruyó al país y tuvimos que levantarnos de las cenizas
y mientras lo haciámos tuvimos muchos que cambiar de rumbo y de sueños; pero
por otro lado soy hija de un caballero de aquellos que ya no existen, que me
enseñó a nunca quebrarme, que me enseñó que el trabajo arduo y constante era el
que daba frutos un caballero que me enseñó que jamás debía aceptar regalos del
estado ni de nadie porque yo era capaz de conseguirlos por mi misma, de un
caballero que me enseñó a ser íntegra y que mis acciones hablaran por mi y no
mis palabras. Mi padre me enseñó a sortear los obstáculos con voluntad férrea y
temple de acero y mi madre me enseñó a mostrar una sonrisa siempre ante el
mundo y la mejor actitud, porque en los 27 años de vida que mi padre me acompañó,
jamás lo vi quebrarse, jamás humillarse
a pesar que a su vejez gracias a las medidas populista el estado le quitó el
producto de todos sus años de arduo trabajo, la posibilidad de darles un futuro
a sus hijos, los más chicos (lo que más le dolió) murió pobre pero seguía de
pie con grandes sueños de seguir construyendo patria, nunca se dio por vencido. Fue un ciudadano intachable, jamás se pasó
una luz roja, jamás quebró una ley cumplió con todos sus deberes y pago
impuestos hasta el último suspiro de su vida.
Hoy en esta crisis que nos golpea a muchos, como años atrás nos golpeó
la situación del país cuando recién nos abriámos al mundo, llenos de sueños,
sigo firme como me enseñaron. Mi padre jamás se quebró ni en las
peores crisis ni cuando perdió una fortuna cuando congelaron los ahorros en dólares
ni cuando una cooperativa se robó la venta intacta de sus inmuebles ni cuando
le congelaron los alquileres y en el año 2000 salió un juicio favorable en el
que el juez ordenó que le paguen por más de 10 años de alquileres S/ 0.10
síiiiiiiiiiiii 10 centavos de nuevos soles, siempre firme siempre fuerte
siempre en pie a pesar de estar en el ocaso de su vida, como él mismo me diría: "Estoy jugándome los últimos minutos de mi partido final" y moriré de pie y continuaré con proyectos firme como el viejo roble que jamás se dobla.
Los capullos de mi vida
sábado, 4 de abril de 2020
12 años atrás
Hace casi 12 años nació Valentina, mi piojo precioso; nunca tuve instinto maternal previo al verla por primera vez, el día que la vi supe que mi vida cambiaría para siempre y claro también me preocupaba si volvería a yo tener el mismo peso de antes del embarazo, 39 kilos sí así fue. Siempre tuve miedo ser mamá, nunca quise ser mamá, ser mamá para mi era muy complicado sobretodo por el tema de salud que ello implica; ya que, me crié en una familia con un hermano discapacitado se dice ahora, con un hermano con un sinfín de problemas de salud y con mucho retraso en su funcionamiento cognitivo, fronterizo lo llamaban en esa época y a pesar que no fue congénito mi miedo igual fue muy muy grande. Valentina fue una bebé excepcional, diferente, nació vieja; le gustaba que le lean mucho, observar, estar en constante movimiento, nunca detenerse. Investigué mucho al respecto, pues el miedo que sentía por cada una de sus acciones siempre fue mayúsculo y a pesar que la amaba con locura cada día, sabía que era diferente a los niños que habían pasado por mi vida y sí que tenía experiencia, pues siempre me gustó cuidar niños ajenos.
La vida de Valentina la cambió Lorenzo cuando llegó a nuestras vidas, Lorenzo le inyectó frescura, travesura, locura, color. Lorenzo y Valentina se convirtieron en uno, cada uno desarrollando sus propias habilidades y su propia personalidad, cada uno con sus gusto definidos y sus propios intereses y mientras fueron pequeñitos se inventaron su mundo mágico su mundo de juego su vida de juego. Jamás vi tanta complicidad tanta ternura tanto amor y magia y empatia y sincronia entre ellos dos. Ahora casi doce años después siento que sin tanto miedo los hubiese disfrutado mejor.
La vida de Valentina la cambió Lorenzo cuando llegó a nuestras vidas, Lorenzo le inyectó frescura, travesura, locura, color. Lorenzo y Valentina se convirtieron en uno, cada uno desarrollando sus propias habilidades y su propia personalidad, cada uno con sus gusto definidos y sus propios intereses y mientras fueron pequeñitos se inventaron su mundo mágico su mundo de juego su vida de juego. Jamás vi tanta complicidad tanta ternura tanto amor y magia y empatia y sincronia entre ellos dos. Ahora casi doce años después siento que sin tanto miedo los hubiese disfrutado mejor.
jueves, 13 de febrero de 2020
Me animé
Y justo y casi después de más de
5 años me senté y me dediqué a escribir, a escribir la acumulación de
experiencias y anécdotas la acumulación de risas y llantos de esta aventura
algunas veces traumática otras refrescante y alentadora, esta aventura y más
que aventura yo le llamo mi proyecto más grande de vida: mis hijos, sí soy mamá
de dos chicos púberes y lo único que me dediqué estos años fue a ser mamá, una
mamá que aprendió a cocinar, una mamá que aprendió a tener paciencia una mamá
que empezó a leer sobre sicología, educación, tecnología, juguetes, talleres y
demás.
Cuando nació Valentina investigué
todo sobre alimentación, no soy pro exclusiva lactancia materna: si se da bien,
sino se da no es el fin del mundo, contradictorio en estos tiempos, pero no voy
a escribir un post diciendo mentiras. Pensé en escribir un blog sobre
alimentación saludable en bebés, pero se me pasó el tren, investigando y
posponiendo el sentarme un día y plasmar todo lo que sabía luego vino Lorenzo y
con él vino la locura completa a la casa. Lorenzo nació ingeniero, no sé si lo
será de grande, pero jamás olvidaré que con sólo 6 meses le sacó los tornillos
a un muñeco que le compré con pila que simulaba los ruidos de cuando estaba en
el vientre materno, al parecer no le gustaron jajaja y con eso empecé a
investigar sobre tecnología y cómo poder ayudarlo a desarrollar el potencial
que según yo tenía.
Pasó el tiempo y mis chicos crecían entre
bullas, juegos, risas y llantos, sobretodo llantos porque cada uno competía por
quien lloraba más y se me pasó el tiempo de papillas y dejé en el olvido y en
carpetas borrador toda mi investigación sobre el tema, pues ya se me había
pasado esa etapa y creé este blog: Los Capullos de mi vida, pues en ese
entonces mis chicos eran unos pequeños capullitos, aún lo son, pero de ello ya cinco
años, cinco años postergando con pretextos más pretextos que el tiempo que el
cansancio que el agotamiento que la monotonía que el aburrimiento que la falta
de motivación, en fin……. Hoy por fin empezamos y la historia empieza así. Hace casi 12 años.......
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